Cuando comencé a enseñar español, muchas veces cometía el mismo error, primero porque no era consciente de él, luego porque se me olvidaba. Te explico: cuando un estudiante tenía dificultades para pronunciar una palabra larga, le pedía que repitiera conmigo, empezando por la sílaba acentuada y yendo hacia atrás. Por ejemplo, si la palabra era hipocresía, lo hacíamos así, primero yo y luego esa